Dentro de las zonas más importantes del Altiplano Central Mexicano está la de Cantona, ubicada a unos 115km de la capital del estado de Puebla. Esta urbe prehispánica se localiza sobre un derrame basáltico con pendiente. Dicha geografía sirvió para definir las zonas de ocupación o “patios”. Así, en la parte baja se ubicó la población rural, en la parte media vivía gente con cierto riesgo social y en la parte superior se colocaron los templos, las construcciones cívico-religiosas y las residencias de jefes y dirigentes.
Una extensa red de vías de comunicación enlazaba a toda la población: calzadas, muros, pasillos, callejones. Las calles se construyeron elevadas sobre la superficie natural del terreno y con muros laterales, siempre con arroyo empedrado. Se han descubierto restos de altares, pirámides y aposentos, lo mismo que 22 campos de juego de pelota. En ningún otro asentamiento prehispánico de México se han encontrado tantas de estas construcciones como en Cantona.
Sumando al hecho de que la ciudad misma está construida sobre una zona de escasa vegetación, la megalópolis contó tanto con un foso como con accesos controlados y varios puestos militares, lo que le permitió ser una ciudad –puente entre el Golfo-Sur y Altiplano Central.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *