Este científico mexicano, especializado en química atmosférica, utilizó otros medios para detener el cambio climático. Por ejemplo, desde 1974 divulgó sus descubrimientos y asesoró a  empresas e instituciones públicas y privadas. Asimismo, se unió el grupo de físico y química  molecular del Jet Propulsion Laboratory, el cual construye y opera naves espaciales no tripuladas para la Agencia Norteamericana del Espacio y la Aeronáutica (NASA).

La trascendencia de sus estudios sirvió para promover la firma del Protocolo de Montreal en 1994, que prohibió la fabricación de los compuestos clorofluorocarbonados ( CFC’c), y también lo hicieron granador del Premio Nobel de Química en 1995, con el cual Molina se convirtió en el primer ciudadano mexicano en recibir dicho estímulo en esta área.

En el 2008 Molina fue electo asesor del equipo de transición del presidente estadounidense Barack Obama, para asuntos ambientales. Actualmente es un miembro notable de la Academia Pontificia de las Ciencias.

 

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