Somos lo que pensamos la mayor parte del tiempo. Si nuestros pensamientos son por lo general negativos, actuamos en forma negativa; si, por el contrario, predominan en nuestra mente los pensamientos positivos, nuestro comportamiento será positivo también.
En nuestra mente fabricamos nuestro destino. El destino es el producto final de cada pensamiento que brote de nuestra mente, de cada obra que surja de nuestras manos. Puede ser de alta calidad o puede ser inservible como producto chatarra.
La calidad de nuestra vida la determina la calidad de nuestros pensamientos.
La dirección de la mente es más importante que su progreso.
Deja un comentario