Estaré enamorado siempre de las tardes calurosas, del frío, de las noches obscuras y tempestuosas, del invierno, de ti, de mí, de nosotros, de todos.
Estaré enamorado de la aurora y del polvo de las estrellas.
Estaré enamorado de las sonrisas de y las miradas bellas, de cada paso firme, de cada caída, de cada volver a levantarme, de un nuevo día, de mi madre, de la tierra, del agua del barro para hacer mis esculturas de artesanía, de los colores, de todas las cosas, de mis pinturas, de la lluvia y de la sombra, de mis pies y mis rodillas, de mis brazos y de mis manos que aún no se cansan todavía, de todo lo que existe y de todo lo que aún no he visto, de los días interminables mientras convalecía, de los doctores, de mis amigos, de mis seres queridos, de todo lo que se mueve y de todo lo que me apasiona, de todo lo que me hace vibrar y me desintoniza, de los millones de estrellas y de tu franca sonrisa, de Mythodea, mi musa y de la inspiración que me rodea.
Estaré enamorado todavía, mientras un rayo de luz me alumbre cada día, cada vez soy más feliz porque aún después de la despedida estaré enamorado todavía de mi padre, de mi abuela, de los consejos que me decía, del mar, las cordilleras que esperan mi venida, de la gente, los niños, la vida, la alegría, de la trascendencia, la eternidad y sobre todo de ti Dios que me guías.
Amén.
Deja un comentario