La honda pena que se siente con la muerte de un alma gemela surge del sentimiento de que hay, en cada individuo, algo que es inexpresable, que le pertenece sólo a él y, que, por lo tanto, está absoluta e irrecuperablemente perdido.
La honda pena que se siente con la muerte de un alma gemela surge del sentimiento de que hay, en cada individuo, algo que es inexpresable, que le pertenece sólo a él y, que, por lo tanto, está absoluta e irrecuperablemente perdido.
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