Para que los pañuelos estén de un blanco resplandeciente, ofrecemos un truco infalible. Se ponen los pañuelos en remojo en agua con sal durante 2 horas antes de lavarlos, después estarán siempre blancos como la nieve. Por su parte, los pañuelos muy sucios deben dejarse en remojo, en agua salada por lo menos un día antes de lavarlos. La sal ablandará y absorberá gran parte de la suciedad.
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