El matemático alemán David Hilber recibió un día en su casa a un profesor recién llegado a la Universidad e Gotinga. Después de presentarse, el profesor visitante se quitó el sombrero y se sentó. Al cabo de unos minutos de conversación, Hilbert, distraído tal vez con algún problema matemático decidió que la visita ya había durado lo suficiente, poniéndose el sombrero de su invitado, se despidió cortésmente y se fue. ¿Qué cara habrá puesto el visitante?
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