“Ser hombre”
Ser hombre, hijo mío, es pisar en las brasas del miedo y seguir caminando.
Es cercar el valor de prudencia y el ardor de cautela sin torcer el propósito, sin mellar la decisión forjada en el tesón, la paciencia, la razón, la experiencia y la meditación.
Al temor no le pongas el disfraz del perdón; el valor, hijo mío es la virtud más alta y confesar la culpa, el supremo valor.
No eches pues en los hombros de tu hermano la carga, ni vistas a los otros las ropas de tu error.
Y por fin, hijo mío: que no turbe tu sueño la conciencia intranquila, que no mengüe tu dicha el despecho abrasivo ni tu audacia flaquee ante la adversidad, no deforme tu rostro jamás la hipocresía y no toque tu mano traición o deslealtad.
Hijo mío es esto lo que esa breve frase “Ser Hombre” significa.
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