Esta especia es idónea para los amantes de los platos fuertes, en especial para las sopas y guisos, además, en crudo tiene propiedades diuréticas y sedantes. Sus semillas, si se trituran, se utilizan como condimento en platillos y estofados, para sustituir a otro condimento: la sal.
El apio es un vegetal perteneciente a la familia de las Umbeliferas, originario de la zona mediterránea. Posee tallos surcados que forman una gruesa penca con hojas acuñadas. Toda la planta tiene un sabor irritante aunque el bloqueo de los tallos en el cultivo hace que se pierda dicha cualidad y se obtenga un sabor más dulce y su característico aroma.
Es rico en minerales como el potasio, sodio, magnesio, hierro, azufre, fósforo, magnesio, cobre, aluminio y zinc, además es abundante en vitaminas A, C, E y el grupo B. Contiene grandes cantidades de agua, celulosa, proteínas carbohidratos, grasas y otros compuestos necesarios para la función nerviosa y muscular. Por sus componentes, el jugo de apio restituye el cuerpo después de jornadas de ejercicio intenso o fiebres.
Esta plata crece frecuentemente en zonas donde existe mucha humedad, cerca de las aguas saladas, también puede encontrarse junto a lugares que contienen agua dulce, en cuyo caso su desarrollo es mayor aunque su aroma resulta menos apreciable.
Se trata de una hierba bienal, es decir, que al tallo empieza a crecer al segundo año de la siembra de la semilla; puede llegar a alcanzar los 50 centímetros de altura. Las raíces son muy ligeras, estrechas y carnosas. El tallo es hueco en su interior, apareciendo en su parte más exterior una serie de surcos que lo recorren longitudinalmente. La hoja está dividida en anchos segmentos.
Se ha utilizado desde tiempos históricos, tanto en la cocina como en los boticarios. Además de su crujiente textura y sabor, es una especia “equilibrante” si se combina con otros vegetales como la zanahoria y el tomate; el jugo de apio ayuda a calmar los nervios.
Contribuye a deshacerse de impurezas a través de su función diurética (por su contenido en un aceite volátil, el apiol). Se caracteriza por su antirreumático, carminativo, sedante, aperitivo; además facilita la digestión y es muy reminaralizante. También ayuda a la formación del esmalte dentario. Es eficaz para eliminar el exceso del ácido úrico, es depurativo, regenerador sanguíneo, ligeramente laxante y se dice que es afrodisíaco.
El apio es eficaz en el tratamiento de enfermedades hepáticas, combate las infecciones, ayuda la eliminación de cálculos renales, mejora la memoria y en uso externo suele comportarse como un cicatrizante.
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