La soja o soya es una planta herbácea de la familia de las leguminosas muy empleada como alimento en China y Japón desde la antigüedad. Recientemente esta planta ha despertado el interés de la medicina occidental al poderse comprobar su eficacia en diversos tipos de cáncer, enfermedades cardiovasculares (infarto), así como en los trastornos asociados a la menopausia.

Menopausia
Desde hace tiempo se sabía que las mujeres asiáticas, habituales consumidoras de soja, apenas sufrían trastornos climatéricos.
Diversos estudios realizados en los últimos años han comprobado que la soja compensa la falta de estrógenos durante ese periodo. Estos beneficios se derivan de la presencia en esta planta de fitoestrógenos, moléculas que simulan la acción de los estrógenos naturales los cuales evitan los trastornos propios de la menopausia como los mareos, sudoración y depresiones.

Anticancerígeno
La soja no sólo supone una opción eficaz frente a los trastornos de la menopausia, sino también una alternativa frente a la Terapia Hormonal Sustitutiva (THS).
Muchas mujeres que usan esta terapia temen sus efectos secundarios, entre los que sobresale el riesgo de sufrir cáncer de mama.
En este sentido, se ha podido observar que las mujeres japonesas, que consumen soja, tienen un índice bajo en cuanto a la aparición de este tipo de tumor. En otras palabras, la soja no sólo ayuda al organismo al proporcionar estrógenos sino también reduce la posibilidad de este tipo de cáncer.
Los hombres también se benefician de las propiedades de la soja. Su consumo se ha asociado a una menor incidencia de cáncer de colon debido a la presencia de la genisteína el cual disminuye el crecimiento de las células del adenocarcinoma rectal
El tratamiento del cáncer de próstata también puede encontrar en la soja una alternativa eficaz, según se deduce de un reciente trabajo con ratones realizado por la Universidad de Harvard. Los investigadores compararon los efectos de agregar proteína de soja a la dieta de ratones inoculados con células de cáncer de próstata humano.
Al cabo de ocho semanas, el tamaño tumoral se redujo en un 68% y la propagación a los nódulos linfáticos en un 50%. El tratamiento no afectó al apetito o el peso corporal de los animales, por lo que no se encontraron efectos secundarios. Sin embargo, los científicos estiman que son necesarios ensayos clínicos apropiados para determinar si los alimentos ricos en soja tendrían ese efecto sobre las personas.

Osteoporosis e infartos
Otra de las enfermedades más ligadas a la menopausia es la osteoporosis, en la cual existe una pérdida excesiva de tejido óseo, de manera progresiva, cuya incidencia en las mujeres menopaúsicas es muy alta, dada la escasa producción de estrógenos en esta etapa.
Según investigaciones el consumo de soja presenta efectos preventivos sobre la pérdida ósea que acompaña a los años inmediatamente posteriores a la menopausia debido a los f¡toestrógenos y, particularmente, de las isoflavonas.
La soja también está relacionada con la prevención de las enfermedades cardiovasculares al mejorar el perfil lipídico y, por tanto, reducir el riesgo cardiovascular.
Se ha podido demostrar que, a partir de los 34 miligramos diarios, los fitoestrógenos mejoran el colesterol total, disminuyéndolo, y reducen también el colesterol LDL, que es el perjudicial.

La soya una planta totalmente aprovechable
La planta de soja reúne todos los beneficios de sus componentes, pero cada una de sus partes tiene propiedades medicinales de por sí. A continuación observamos algunos de ellas:

Semillas Debido a su sabor, sus semillas son conocidas en Oriente como la «carne del campo», lo que hace que sean consumidas como sustitutivos de ésta en los restaurantes vegetarianos.
Presentan un elevado contenido en fibra, calcio, lecitina, nitrógeno, ácido oleico y linoleico, vitaminas del grupo B, C y E, inositol y colina. Apenas tienen calorías y grasas saturadas.

Lecitina La lecitina de soja es un lípido complejo contenido en la semilla de soja y pertenece a un grupo de sustancias semejantes a las grasas llamadas fosfolípidos.
Actúa como un emulsionante sobre los lípidos, ayudando a que puedan ser disueltos en medios acuosos, como la sangre, y evitando que se formen depósitos en las arterias. Por ello que la lecitina juega un papel determinante a la hora de combatir el mal colesterol.

Los fosfolípidos de la lecitina tienen dos aminoácidos esenciales, el inositol y la colina, que sirven para quemar la grasa corporal y para el control del colesterol en la sangre. Protege las células del hígado, previniendo la acumulación de grasas en esta víscera.
También mejora el rendimiento intelectual y la memoria. En EE UU, Francia y Alemania se consume para incrementar el rendimiento, por lo que está indicada en niños, estudiantes, deportistas y personas sometidas a trabajos físicos e intelectuales que generen tensión y estrés. Además, interviene en la formación de los glóbulos rojos, lo que ayuda al buen funciona.

Aceite de soja El aceite de soja es parte del lípido que se extrae a partir de la semilla de la planta. Se emplea fundamentalmente en alimentación, pero también como vehículo de distintos medicamentos, que la incluyen como excipiente. Su contenido en ácidos grasos poliinsaturados ejerce un efecto beneficioso sobre la piel.

En resumen, se puede señalar que son cada vez más las pruebas que sugieren que el consumo de productos derivados de la soja disminuye el riesgo de padecer cáncer de mama y otras enfermedades.
Por ello se recomienda su consumo diario (como, por ejemplo, mediante el tofú que es un sudedáneo de queso elaborado con soja) o la toma de sus suplementos.

Recomendaciones para su consumo
Lavar la soya seca con agua bien caliente dos veces durante 10 minutos, luego remojarse en agua potable durante todo un día y finalmente hervirse, por lo menos, una hora para facilitar su digestión e inhibir ciertas sustancias presentes en el grano que dificultan la utilización de los nutrientes por parte del organismo.
Consumir la soya adecuadamente cocida, molida o triturada. De esta forma, se pueden incorporar en purés, tortillas, milanesas, albóndigas, rellenos, croquetas o tartas, entre otros, y enriquecer las comidas. La harina de soja también puede utilizarse para estas y otras preparaciones, como panes caseros, galletitas, tortas y otros amasados.
No usar la llamada leche de soja como base de la alimentación en niños menores de 5 años, debido a que no cubre las necesidades de calcio y puede producir alergias alimentarias.
Una infusión de sus hojas después de cada comida calma problemas digestivos de origen nervioso y jaquecas provocadas por una mala digestión. Tonifica el sistema nervioso y el cardiovascular. En las mujeres, alivia dolores menstruales y aumenta la secreción de leche en las madres lactantes. Reduce los niveles de colesterol, integra dietas para diabéticos ya que estabiliza los niveles de azúcar en sangre. Actualmente la producción de soja ocupa un importante lugar en el mercado de productos proteicos de origen vegetal, por su escasez de materia grasa y su gran contenido nutricional. El grano de soja se conoce como un buen sustituto de carnes ya que posee un elevado contenido proteico (casi un 40%) Se conocen derivados de este producto: los brotes, leche, salsa, harina, aceite, etc.

Fuente de información: Remedios Populares.com

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