Manolo visitó Japón y se compró un par de anteojos de gran tecnología que hacía ver desnudas a todas las personas.
Se pone los anteojos para probarlos y empieza a ver desnudas a todas las mujeres…está realmente encantado
Se pone los anteojos, desnudas .
Se quita los anteojos, vestidas
Se pone los anteojos, desnudas.
Se quita los anteojos, vestidas.
Ay, Jesús, qué maravilla!… dice el gallego, sin salir de su asombro.
Después de varios días finalmente Manolo regresó a Galicia, loco por mostrarle a su mujer la novedad que había comprado.
En el aeropuerto de Tokio y después en el avión, se siente enloquecido al ver a las azafatas y a las pasajeras, totalmente desnudas.
Cuando llega a casa, inmediatamente se coloca los anteojos para ver desde que entre a su casa, desnuda a la Pilarica, su mujer.
Abre la puerta y ve a la Pilarica… pero también ve al Venancio (su compadre), totalmente desnudos sobre el sofá.
Se quita los anteojos, desnudos
Se pone los anteojos, desnudos.
Se los quita…desnudos.
Se los pone…desnudos.
Se los quita…desnudos.
Se los pone…desnudos.
Entonces exclama:
¡¡¡Joder!!! ¡Ya se descompuso esta Madre!
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