Recetas de Cocina
Recetas de Cocina
El maíz se puede consumir de diversas formas, como tamales, o beber como atole, blanco o endulzado con piloncillo o con cacao. Es más seco molido y endulzado, se anticipó en siglos a la invención de la “cocoa” o del “café en polvo”, ya que al pulverizarse se consumía como pinole.
Por su parte, los famosos tamales consisten, básicamente, en una pasta hecha con harina de maíz, envuelta en las hojas de la mazorca o de la planta de plátano, cocida al vapor. Hay tamales con rellenos para todos los gustos: De puero, de gallina, de tepezcuintle, de frijol, de iguana y hasta de víbora. También los hay de dulce y de fruta. Son reconocidos los de Michoacán, en donde se llaman “corudas”. Se hacen varios ángulos o puntas, envueltos en hojas verdes de mazorca.
Sin embargo, esta planta tiene otras propiedades, además de las gastronómicas, ya que a los enfermos del riñón se les suele dar una infusión preparada con los cabellos de elote, y combinado con otras plantas se usa para males del hígado, perder peso y hasta para aumentar la leche materna.
El maíz es originario de México, aunque su nombre actual se lo dieron los españoles, en cambio en háhuatl varía de acuerdo al estado de madurez de la mazorca. Cuando está tierno se le llama xilotl, cuando es fresca y con sus granos formados elotl, y centli cuando está seca, en tanto que los granos de las mazorcas secas se llaman tlaolli.
El cereal fue el alimento fundamental de los hombres de México antiguo como los aztecas, olmecas, teotihuacanos, zapotecas y mayas, entre otros; para algunos de ellos fue la materia con la cual los dioses crearon al ser humano, por lo que era considerado un regalo divino y objeto de culto religioso.
Esta planta vincula todas la cocinas mexicanas, básicamente a través de la tortilla, que es susceptible de fragmentarse en tostadas o bien convertirse en la base para preparar sopes, chalupas, gorditas, pellizcadas, peneques, quesadillas o chilaquiles; aunque el elote cocido puede comerse directamente con un poco de sal y chile en polvo o en el pozole.
Ingredientes:
½ Kg. De filete de mero o róbalo
1 taza de hojas de perejil
2 dientes de ajo (grandes)
1 limón (su jugo)
3 tallos de apio
3 cdas. de aceite de olivo
½ cebolla (finamente picada)
Sal, pimienta, harina, aceite, agua consomé en polvo
Preparación:
A los filetes se les pone sal y pimienta, se espolvorean con poca harina, se fríen en aceite bien caliente durante un minuto de cada lado, con cuidado al voltearlos para que no se partan. Se lavan y se escurren las hojas de perejil para molerse en la licuadora con los dientes de ajo, el jugo del limón y media taza de agua. Se lavan bien los tallos de apio, se les quitan las hebras, se rebanan finamente y se fríen en el aceite de olivo junto con la cebolla, por dos y tres minutos, sin que se doren. Se agrega la salsa de perejil, se sazona con el consomé, se deja hervir cinco minutos, se añaden los filetes de pescado fritos y se dejan hervir en la salsa por tres minutos. Se sirve con arroz blanco o puré de papa.
Ingredientes:
4 cdas. de aceite de olivo
¼ cebolla blanca
¼ cebolla morada
6 dientes de ajo
1 pimiento verde
2 jitomates
Consomé de pollo en polvo
Pimienta
Queso Oaxaca o Chihuahua
Preparación:
Se parte en trozos grandes y se ponen a cocer primero las partes gruesas, que son más duras y cuando están suaves se agrega el resto de las setas que son más delgadas.
Aparte, en una sartén se pone el aceite de olivo, la cebolla blanca y la cebolla morada picadas, cuando ya esté acitronada se agregan los dientes de ajo picados, el pimiento verde cortado en rajas delgadas y todo se fríe durante cinco-minutos. Se agregan los jitomates picados, se sazona con consomé en polvo y pimienta, se ponen los hongos escurridos y se deja cocer todo por diez minutos. Se apaga la lumbre y se cubre el guiso con rebanadas de queso Chihuahua o queso Oaxaca deshebrado. El queso debe agregarse casi al momento de servir la comida.
El guajolote es un ave prehispánica, originaria d México y del este de los Estados unidos, que los españoles llamaron “pavo” ante la dificultad de pronunciar su nombre original en náhuatl: huauhxolotl o huexolotl. Las principales regiones de cría de este animal en el México actual son Chihuahua y Sonora.
Hasta la mitad del siglo pasado, era común que en la época de diciembre los campesinos llegaran a la Ciudad de México para vender guajolotes vivos y listos para disfrutarse en la cena de Navidad.
Esa costumbre se ha perdido en la capital, pero en los Estados del centro de México desde el 12 de diciembre, fecha en la que se venera a la Virgen de Guadalupe, se puede observar que la venta de estas aves forma parte de las fiestas navideñas.
Hasta la fecha, a este ovíparo se le ha mejorado genéticamente a través de cruzas, buena alimentación y cuidados especiales.
La carne de pavo es un alimento fácil de digerir, es rico en proteínas y tiene un bajo contenido engrasas y colesterol.
El guajolote es un ave de plumaje oscuro, con reflejos verdosos, amarillentos o bronce, originaria de México y del este de los Estados unidos. Sin embargo, en Europa se aclimató muy bien con el tiempo.
Algunos apuntes históricos indican que fueron los aztecas los que lograron hacer de éste un animal doméstico, por lo que les corresponde el mérito de haberlo transformado en dócil, asi como el de haber descubierto sus delicias culinarias.
En el siglo XVI, los españoles fueron quienes lo llevaron a Europa y mostraron la posibilidad de probar uno de tantos elementos de nuestro patrimonio cultural y que se convertiría en una de las aves más codiciadas que existen. Rápidamente ganó su reputación de manjar en las mejores cocinas del Viejo Continente.
El pavo es un alimento que tiene mucho que ofrecernos, además de su alto valor tradicional. La carne de guajolote es útil en el mantenimiento de la salud física en todas la edades y para toda la familia por su elevado contenido de proteínas y porque es de fácil digestión.
Ingredientes:
1 lata grande de granos de elote escurrido
2 huevos
½ cebolla picada
½ taza de harina
½ taza de leche
½ taza de crema
½ taza de pimiento verde picado
3 cdas. de perejil picado
½ taza de queso rallado (Cotija, añejo o fresco)
Sal
Preparación:
Se bate la harina con la leche, la crema y los huevos ya sea con batidor de mano o en batidora eléctrica. Ya sin batir se agrega la cebolla, el pimiento, el elote, el queso y la sal. Se revuelve todo y en aceite caliente se van poniendo cucharadas de la mezcla según el tamaño deseado. Cuando están doradas de un lado, se voltean con una palita que doren del otro lado. Se deben dorar a fuego lento para que no queden crudas por dentro. Se van poniendo en servilletas de papel para que absorban la grasa, se sirven con cualquier ensalada verde o con verduras cocidas o fritas con cebolla, que pueden ser chícharos, zanahorias y brócoli.
Cuando los españoles llegaron a América, el amaranto (huahuatli) era uno de los granos más apreciados para los aztecas. La semilla era molida, mezclada con miel de abeja, miel de maguey o sangre humana y se le daba forma de animales sagrados, montañas o dioses que, durante las ceremonias en los grandes templos o en las reuniones familiares, se consumían como símbolo de comunión don las deidades.
Los españoles, quienes prohibieron el cultivo y uso de la semilla, convirtieron el maíz y el frijol en los alimentos básicos, mientras que el amaranto cayó en desuso y se impidió que entrara en la alimentación mundial un nuevo producto de alto valor nutritivo y una planta muy adaptable a condiciones de crecimiento muy limitadas de agua y nutrientes minerales.
Afortunadamente, el arraigo de las costumbres es muy fuerte y el consumo del amaranto se mantuvo durante siglos gracias la acción de pequeños agricultores que conservaron la tradición de su cultivo aunque en pequeña escala.
Hoy, hay muchas formas de consumir el amaranto en México, y una de las más populares es en el dulce “alegría”.
El amaranto constituía la principal fuente de proteína para los pueblos prehispánicos desde hace casi 7 mil años y, junto con el maíz y el frijol, era parte fundamental de la antigua dieta mexicana. Probablemente los primeros en utilizarlo como un cultivo valioso fueron los mayas.
Diversas fuentes históricas relatan el uso de esta planta durante ceremonias religiosas y como uno de los principales granos que se exigían de los pueblos dominados como tributo al emperador.
Con los granos del amaranto, los aztecas preparaban una harina que se mezclaba con miel de maguey para formar una maza llamada tzoalli, con la que se elaboran figuras e imágenes de deidades utilizadas en diferentes cultos.
El amaranto es una hierba anual productora de pequeñas semillas en abundancia. Estas semillas tienen propiedades particulares como proteínas, aminoácidos esenciales, fibra, calcio, hierro y vitaminas A y C.
El amaranto es un vegetal con un muy alto valor nutritivo por su gran contenido de proteínas, aminoácidos y minerales. Además, se puede aprovechar como verdura o como forraje. Es originario de México pero es el lejano Oriente donde más ha sido utilizado.
Es también un cultivo extremadamente noble, ya que puede prosperar en condiciones de sequía y suelos salinos. La semilla presenta una gran versatilidad, se puede utilizar en la preparación de diversos productos, y en México tiene un prometedor potencial de aplicación industrial, tanto en los alimentos como en la elaboración de cosméticos, colorantes y hasta plásticos biodegradables.
El amaranto o huautli en su voz náhuatl, era indispensable en la dieta de los aztecas, se otorgaba como tributo al Emperador hasta la época de la Conquista. Su consumo estaba muy arraigado y era considerado un alimento ritual, utilizado en la elaboración de diversos platillos como atoles, tamales, pinole y tortillas, y sus hojas se consumían también como verdura.
Ingredientes:
1 cebolla (picada)
2 cdas. de aceite
4 dientes grande de ajo (picado)
1 poro (rebanado)
1 rama de hierbabuena
Zanahorias, apio, chayotes, brócoli, calabacitas, espinacas
Cilantro y perejil
Consomé en polvo
Preparación:
Se pone a hervir una olla con agua. Se fríe la cebolla en aceite hasta que esté transparente, se agregan los dientes de ajo y el poro. Esto se vacía a la olla de agua hirviendo y se van incorporando las verduras, primero la que son más duras y después la más tiernas. Se inicia con las zanahorias, apio y chayotes, a los cinco minutos se ponen ramitas de brócoli, calabacitas, espinacas, cilantro y perejil, todo bien picado, se sazona con el consomé y la hierbabuena. Se deja hervir sólo un minuto y se retira del fuego. Las verduras deben quedar firmes y no recocidas, por eso el brócoli, la calabacita a la espinaca sólo deben hervir un minuto, ya que con el mismo calor de la sopa se cocerán un poco más.
Ingredientes:
2 pechugas de pollo (deshuesadas y sin piel)
2 o 3 cdas. de salsa teriyaki y salsa de soya
Sal de ajo, pimienta, jengibre en polvo, ramitos de brócoli, zanahoria (pelada) y apio (sin hierbas)
2 cdtas. de almidón en polvo
¼ de taza de agua
2 cdas. de aceite
1 cebolla (en gajos)
¼ de taza de nueces (en mitades)
2 cdas. de salsa de soya
Preparación:
Se parten en cuadritos las pechugas de pollo, se rocían con dos o tres cucharadas de salsa teriyaki, que se puede sustituir con salsa de soya, se les pone sal de ajo, pimienta y jengibre en polvo. Se dejan reposar mientras se cortan las verduras: ramitos de brócoli, apio cortado en diagonal y la zanahoria rebanada. Se disuelve el almidón en polvo en el cuarto de taza de agua. Se pone al fuego un wok (sartén redonda y abombada en el fondo que se emplea para saltear los alimentos) o una cacerola honda con dos cucharadas de aceite y al estar bien caliente se fríen los trocitos de pollo a fuego alto por dos minutos, moviendo con palita de madera, al empezar a dorar se agrega la cebolla y las demás verduras. Se fríen a fuego alto por un minuto, se agrega el almidón, dos cucharadas de salsa de soya y las nueces. Se deja en el fuego un minuto y se sirve con arroz blanco. Las verduras quedan casi crudas.
Hablar de la comida mexicana siempre es un asunto muy variado. Cada región tiene su sazón y manera de preparar los alimentos. Por ejemplo, los otomíes utilizaban la carne de conejo en el valle del Mezquital desde épocas milenarias. De todas las cocinas mexicanas, la otomí es la que más ha conservado su identidad ya que no recibió tanta influencia de los ingredientes de la comida criolla.
El conejo en particular se puede probar en tacos con unas salsa sabrosa, pozole, mole verde o rojo, a la parrilla, asado, frito, en barbacoa, empanizado, en pipián, con chile seco, enchiladas, sopes, tortitas de carne, flautas, tacos dorados, tostadas, tamales, salpicón, deshebrada y en lo que más le guste a la familia.
La carne de conejo es la más saludable que existe porque no tiene grasa ni colesterol, es considerado carne blanca y es apta para toda la familia, inclusive niños, enfermos del corazón, enfermos del riñón y diabéticos.