Normita
Conviene reír sin esperar a ser dichoso, no sea que nos sorprenda la lmuerte sin haber reído.
Conocer el amor de los que amamos es el fuego que alimenta la vida.
Ingredientes:
4 cabezas de pescado (en trozos)
2 cebollas (1 partida en cuatra y otra cortada en gajos)
12 dientes de ajo (6 partidos por la mitad y 6 picados)
4 ramas de epazote
2 cdas. de consomé en polvo
4 cdas. de aceite de olivo
2 jitomates (asados)
4 chiles anchos (desvenados)
6 files de robalo
Preparación:
Se prepara el caldo hirviendo las cabezas de pescado, perfectamente de robalo o huachinango, en suficiente agua con la cebolla partida en cuatro, los dientes de ajo partidos, dos ramas de epazote y el consomé. Se deja hervir media hora y se cuela. En el aceite de olivo se fríe la cebolla cortada en gajos y los dientes de ajo piecados, cuando estén acitronados se agrega la salsa, que se prepara con los jitomates y los chiles anchos en agua hirviendo hasta que estén suaves, se muelen en la licuadora con un poco de agua, se cuelan y se fríen sobre el ajo y la cebolla que ya estarán acitronados en el aceite. Se deja freír todo por diez minutos, se agrega el caldo, dos ramas de epazote y cuanso esté hirviendo se añaden los filetes de robalo. Se sazona con consomé y se deja cocer diez minutos.
Muchos es quejan de la vida, atribuyéndole todo lo malo que les pasa. No se dan cuenta de que la vida es un camino neutral donde el hombre libra sus batallas contra el mal y donde puede allegarse el bien.
De nosotros depende el resultado final. O nos dejamos derrotar por el mal y padecemos las consecuencias, o aprovechamos el bien y lo usamos como escudo en nuestra lucha contra el mal.
De lo anterior se desprende que podemos hacer de nuestra vida lo que queramos. La elección está en nuestras manos. Una buena vida significa vencer al mal; una mala vida significa ser víctima del mal, significa haber perdido la guerra contra el mal; o peor aún, haberse rendido sin luchar.
Teotihuacán fue lea primera gran manifestación urbana del continente americano y desde el 200 a.C. hasta el 700 d.C. se convirtió en la ciudad más importante de Mesoamérica. Las mejoras técnicas en agricultura, basadas fundamentalmente en la canalización de las aguas, hicieron posible una gran concentración de población que serviría de sostén económico de la ciudad y recursos humanos para las grandes construcciones públicas.
De ciudad creada por los hombres se convierte en ciudad donde nacen los dioses. Así la concibieron e incorporaron a sus mitos los pueblos nahuas que, como los mexicas, veían en la antigua metrópoli el lugar donde había surgido el quinto sol por el sacrificio de los dioses. La mayor contribución de Teotihuacan fue establecer las características definitorias de la ciudad sagrada mesoamericana. Toda ella constituye una gran tribuna de difusión cultural y comercial. La amplia Avenida de los muertos (Miccaotli) con las grandes pirámides del Sol y de la Luna era eje grandioso, en torno al cual se levantaban construcciones palaciegas y templarias, mientras las áreas habitacionales se situaban en los barrios de las afueras (Atetelco, Tetitla, Tepantitla).
El arte teotihuacano expresa de forma grandiosa la concepción estatal mesoamericana que encontraría eco en lugares tan alejados como Monte Albán, El Tajín o Tikal.
La humildad es el origen de todo bien, así como el orgullo es el origen de todo mal.
Tener humildad no es indigno, por el contrario, es señal de fortaleza mental y espiritual. Es reconocer que no somos perfectos, que no somos infalibles. La humildad es el punto de partida del perfeccionamiento personal, pues sólo es perfectible quien no se considera perfecto, quine reconoce su fragilidad humana y sus yerros.
Pero la humildad, para que sea una virtud, debe ir siempre acompañada de una fuerte dosis de autoestima. De otra manera sólo será complejo de inferioridad y no representará un avance en el desarrollo de la persona, más bien será un grave defecto que le puede impedir alcanzar el éxito.
Ingredientes:
1 litro de agua
1 taza de lentejas
1 cdata. de consomé en polvo
2 zanahorias (cortadas en cuadritos)
2 tallos de apio
3 cdas. de aceite
3 dientes de ajo (picados)
1 cebolla (picada)
2 jitomates (asados y molidos)
1 manojo de espinacas (finamente picadas)
Sal
Preparación:
Se ponen a cocer en el agua las lentejas con el consomé. Ya que están cocidas, se le agregan las zanahorias y el apio. En una cacerola con el aceite se fríe el ajo, la cebolla y cuando estén acitronadas, sin que se lleguen a dorar, se agregan los jitomates y se fríe todo por tres minutos. Esta salsa se pone en la olla de sopa, incorporando más agua y las espinacas bien lavadas. Se prueba de sal y si necesita se le añade otro poco de consomé. Se deja hervir todo junto por cinco minutos, se tapa y se retira del fuego.
El centro religioso de la ciudad capital imperial mexica de Tenochtitlan lo construyó el gran Templo Mayor, una de las más importantes y altas estructuras arquitectónicas del valle de México. La ciudad se dividía en cuatro sectores que simbolizaban las cuatro direcciones de mundo, con el recinto ceremonial en el centro como quinta dirección. Es decir, la estructura urbana de Tenochtitlan tenía su centro en el Templo Mayor, de cual partían las calzadas que se dirigían en Tepeyac, Ixtapalapa, Tacuba, Texcoco y al acueducto de Chapultepec.
Su posición privilegiada permitió a los sacerdotes –astrónomos mexicas- usar este imponente edificio como un observatorio estelar para calibrar su calendario. El calendario solar estaba organizado en 18 periodos o “meses” de 20 días cada uno y cinco días adicionales llamados Nemontemi.
Los sacerdotes –astrónomos mexicas- podían registrar la coincidencia de puntos de referencia peculiares del horizonte con la posición del disco solar en ciertas fechas importantes para el ceremonial religioso, así como para el funcionamiento de su calendario.
Las ruinas del Templo Mayor, en la actual ciudad e México, la sucesora de Tenochtitlan, salieron a la luz a finales de la década de 1970 y principios de la década de 1980.
Los eventos externos en sí mismo, no son tus lecciones.
La sabiduría viene del reconocimiento de los SENTIMIENTOS apegados a esos eventos. El hecho de que las lecciones que traes a ti mismo, son a menudo desagradables o discordantes, es simplemente tu mentalidad que desde miles de años, te dice que como una persona culpable e indigna, tú no mereces nada mejor.
No existe nada que sea una creación irrelevante, o partes de la creación que no debieran ser, o que no encajan en tu realidad. Si algo existe, es tan valioso como cualquier otra cosa, o no habría existido.