Normita
Para muchas personas, la relación con un perro como mascota es como la de un padre con un hijo pequeño porque se le debe invertir tiempo en estar informado de todo lo relacionado con sus cuidados físicos y hasta emocionales.
A pesar de que el perro (Canis lupus familiaris) es un mamífero carnívoro de la familia de los cánidos, su alimentación se ha modificado como consecuencia del estrecho lazo que ha existido con el hombre desde la antigüedad, hasta el punto en que actualmente es alimentado como si fuese omnívoro.
Al respecto, los investigadores afirman que es muy posible que la domesticación del perro comenzara más por la adaptación espontánea de este cánido al acercarse a vivir junto al hombre que por la voluntad humana, es decir, vivir junto al hombre resultó ventajoso para dicho cánido.
Por lo anterior, es fácil comprender que desde hace mucho tiempo el perro se adaptó a vivir en comunidades humanas al poder alimentarse con menos esfuerzo, disfrutar del afecto y cuidado humano y, en general, a vivir en mejores condiciones que uno salvaje de su raza.
“Los perros no son todo en nuestra vida, pero ellos la hacen completa”
Roger Caras, fotógrafo de la vida silvestre.
Los perros fueron los primeros animales en ser domesticados, por lo que han sido de suma importancia en el desarrollo de la civilización humana.
Al respecto, la evidencia fósil más antigua fue encontrada en 2008 en la cueva Goyet, Bélgica, correspondiente a unos 31 mil 700 años. Hasta entonces, las únicas pruebas que se tenían del perro como compañía del hombre provienen de Rusia, con 14 mil años de antigüedad, es decir, el perro ha convivido con el ser humano ¡más del doble de tiempo de lo que se pensaba!
Los especialistas afirman que el hombre consiguió “domesticar” en el pasado a ejemplares del lobo –o mejor dicho, fue incapaz de impedir que tal especie cánido se estableciera en sus aldeas y tuviera allí a sus cachorros- con la finalidad de que le auxiliara en sus distintas labores.
Al pasar el tiempo, surgieron diferentes razas y desde entonces ambas especies (hombre y perro) se han brindado ayuda, compañía y seguridad mutuas. Por ejemplo, el perro era útil como ayuda en la caza y para defender al clan y su morada, en tanto que éste reciba cuidados físicos y afectivos como gratificación.
“Amo a los perros porque nunca le hacen sentir a uno que los haya tratado mal”.
Otto Von Bismark, estadista, militar, político y prosista alemán.
El perro doméstico (Canis lupus familiaris) sobresale actualmente como mascota por la diversidad de razas que existen; tal vez la principal característica que le permitió acompañar al hombre desde la antigüedad sea el hecho de poseer un oído y un olfato muy desarrollados, cualidades que le permitieron custodiarlo ante diferentes situaciones.
Otra característica distintiva es su inteligencia. A decir de los especialistas, tal particularidad se refiere a “la habilidad de un perro para aprender, para pensar y para resolver problemas”.
Los entrenadores, los amos y los investigadores no se ponen de acuerdo en un método para confirmar dicho talento canino, aunque éste se evalúa tradicionalmente a través de la resolución de laberintos. Es más, por su “naturaleza sociable” se deduce que entienden estructuras sociales, con lo cual aprenden a comportarse con otros miembros del grupo, ya sean otros canes o humanos.
Como sea la realidad, es un hecho que estos animales aportan compañía, comprensión, amistad, cariño, lealtad, se “identifican” plenamente con quienes están y se expresan de tal forma que es indudable que sean seres con capacidad de discernimiento.
Confuncio, filósofo chino.
El sueño es un proceso por el cual la mente se mantiene activa mientras estamos dormidos, reposando eventos que sucedieron en el día, mezclándolos con el pasado y creando nuevas imágenes. Hay varias etapas en los sueños:
Etapa I: es un sueño ligero
Etapa II: en esta fase se produce un bloqueo sensorial (desconexión de entorno)
Etapa III: el bloqueo sensorial se intensifica
Etapa IV: es la fase de mayor profundidad del sueño (periodo de restauración)
Etapa MOR: es la fase en que tenemos los sueños típicos.
Tenemos que dormir para recuperarnos el desgaste del día y descansar.
Ingredientes:
6 chiles anchos (desvenados)
1 raja de canela (chica)
2 clavos de olor
2 cdas. de vinagre
2 cdas de aceite
Agua, tomillo y sal
Consomé en polvo
Tortillas, queso panela (desmoronado)
Queso Chihuahua (rallado) crema y cebolla
Preparación:
Se ponen a remojar en agua hirviendo los chiles, haz que se suavicen. En la licuadora se muelen con la raja de canela, los clavos de olor, un poco de tomillo y sal; se pone media taza de agua o un poco más para que se pueda moler y el vinagre. Se cuela esta salsa y se fríe en dos cucharas de aceite, se agrega media taza de agua, consomé en polvo y se deja hervir hasta quedar espesa. Las tortillas se pasan por aceite bien caliente de una a una y se van metiendo en la salsa caliente. Se rellenan con el queso panela desmoronado y mezclado con igual cantidad de queso chihuahua. Se enrollan como taquitos, se acomodan en un platón, se cubren con la salsa que haya quedado, se les pone encima crema, queso y ruedas de cebolla.
El maíz se puede consumir de diversas formas, como tamales, o beber como atole, blanco o endulzado con piloncillo o con cacao. Es más seco molido y endulzado, se anticipó en siglos a la invención de la “cocoa” o del “café en polvo”, ya que al pulverizarse se consumía como pinole.
Por su parte, los famosos tamales consisten, básicamente, en una pasta hecha con harina de maíz, envuelta en las hojas de la mazorca o de la planta de plátano, cocida al vapor. Hay tamales con rellenos para todos los gustos: De puero, de gallina, de tepezcuintle, de frijol, de iguana y hasta de víbora. También los hay de dulce y de fruta. Son reconocidos los de Michoacán, en donde se llaman “corudas”. Se hacen varios ángulos o puntas, envueltos en hojas verdes de mazorca.
Sin embargo, esta planta tiene otras propiedades, además de las gastronómicas, ya que a los enfermos del riñón se les suele dar una infusión preparada con los cabellos de elote, y combinado con otras plantas se usa para males del hígado, perder peso y hasta para aumentar la leche materna.
¿Qué cuántos años tengo? – ¡Qué importa eso!
¡Tengo la edad que quiero y siento!
…La edad en que puedo gritar sin miedo lo que pienso…
Hacer lo que deseo, sin miedo al fracaso o lo desconocido…
Pues tengo la experiencia de los años vividos
y la fuerza de la convicción de mis deseos.
¡Qué importa cuántos años tengo!
¡No quiero pensar en ello!
Pues unos dicen que ya soy viejo/a,
y otros “que estoy en el apogeo”.
Pero no es la edad que tengo, ni lo que la gente dice,
sino lo que mi corazón siente y mi cerebro dicte.
Tengo los años necesarios para gritar lo que pienso,
para hacer lo que quiero, para reconocer yerros viejos,
rectificar caminos y atesorar éxitos.
Ahora no tienen por qué decir: ¡Estás muy joven, no lo lograrás!…
¡Estás muy viejo/a, ya no podrás!…
Tengo la edad en que las cosas se miran con más calma,
pero con el interés de seguir creciendo.
Tengo los años en que los sueños,
se empiezan a acariciar con los dedos,
las ilusiones se convierten en esperanza.
Tengo los años en que el amor,
a veces es una loca llamarada,
ansiosa de consumirse en el fuego de una pasión deseada…
y otras… es un remanso de paz, como el atardecer en la playa..
¿Qué cuántos años tengo?
No necesito marcarlos con un número,
pues mis anhelos alcanzados,
mis triunfos obtenidos,
las lágrimas que por el camino derramé al ver mis ilusiones truncadas…
¡Valen mucho más que eso!
¡Qué importa si cumplo cuarenta, cincuenta o más!
Pues lo que importa: ¡es la edad que siento!
Tengo los años que necesito para vivir libre y sin miedos.
Para seguir sin temor por el sendero,
pues llevo conmigo la experiencia adquirida
y la fuerza de mis anhelos.
¿Qué cuántos años tengo?
¡Eso!… ¿A quién le importa?
Tengo los años necesarios para perder el miedo
y hacer lo que quiero y siento!!.
Qué importa cuántos años tengo… o cuántos
espero, si con los años que tengo, ¡¡aprendí a querer lo necesario
y a tomar, sólo lo bueno!!
Quien se decide por tener peces en casa adopta, en principio, uno de los tipos de mascotas “más fáciles de mantener y que requieren menos trabajo”.
Todo comienza frecuentemente cuando los niños de la familia logran convencer a sus padres de comprar una pequeña bola de cristal (o incluso de plástico para que no haya riesgos al limpiarla) con u par de peces de colores.
Asimismo, es usual que los padres razonen –entre otras cosas- que estos animalitos apenas ocupan espacio, no hacen ruido, no huele, no hay que sacarlos a pasear, no despiertan de madrugada con sus ruidos, sin embargo, conforme pasa el tiempo y esta especie se adopta al nuevo hogar “sin apenas dar quehaceres ni preocupaciones”, va surgiendo la inquietud de ampliar y decorar mejor el acuario con lo que, poco a poco, no sólo se introducen más ejemplares, sino que también surge la fascinación por un mundo nuevo: la acuariofilia o afición a la cría de peces y otros organismos acuáticos bajo condiciones controladas.
Tener un pequeño acuario crea un ambiente inigualable en las habitaciones o zonas de paso de cualquier hogar. Es más, su decoración y la posibilidad de que por la noche estén iluminados lo convierte en la atracción preferida de las visitas.
Respecto a dicha afición –llamada acuariofilia-, los especialistas resaltan que su origen es muy antiguo y va ligado al de la acuicultura. Por ejemplo, en la antigua China, los terrenos inundados para le cultivo de arroz eran utilizados también para la cría de carpas koi, que eran seleccionadas por su colorido y belleza. Al pasar el tiempo, tales especies fueron llevadas a Japón donde se desarrollaron nuevas y sensacionales variedades.
Posteriormente, ya entrado el siglo XX, se empezó a intentar las crías de géneros tropicales y los acuarios se convirtieron mundialmente en objetos de decoración en hogares y lugares públicos.
En la actualidad, la acuariofilia plantea el reto de recrear un ecosistema acuático artificial en el que se puedan desarrollar todo tipo de ejemplares acuáticos y plantes con el auxilio de sistemas técnicos sofisticados.
Una pecera esférica de cristal con muy pocos litros de capacidad, cuya temperatura es variable y cuya agua se debe cambiar a diario, no es el medio más adecuado para albergar a muchos peces de diferentes especies como mascotas.
Si bien en tales depósitos los peces pueden “vivir”, la realidad es que lo hacen en condiciones bastantes adversas porque generalmente padecen de falta de espacio, compiten innecesariamente por alimento y reclaman silenciosamente un ambiente natural para poder desarrollar sus instintos particulares.
Por ello, quien se decide por tener peces como mascotas debe plantearse el reto de montar un acuario completo en el que sea posible observar “lo juegos”, ciclos alimenticios y reproductivos de tan nobles animales de compañía de la manera más parecida a como ocurriría en la vida normal.
Para lograr tal misión, los especialistas recomiendan que el aficionado se informe bien del tipo de recipiente (tamaño y forma) y alimentación más adecuado para las futuras mascotas, así como la compatibilidad entre ellas, sin olvidar el equipo requerido (bombas de aire, filtros, lámparas y calentadores) para mantener el agua del acuario bien aireada, limpia, iluminada y a temperatura apropiada para que sus ocupantes vivan felices y de manera plena.